El 6 de enero de 1991 los Reyes Magos, poco dados a pasar por tierras balcánicas, sí fueron a Dubrovnik. Esta bella ciudad croata vivió el peor día del asedio sufrido en la guerra de Yugoslavia de principios de los 90. Los Reyes se olvidaron los juguetes. Regalaron bombas, destrucción, muerte. Esa fecha tan señalada en nuestro imaginario es recordada en Croacia con pavor. Un claro ejemplo de cómo el miedo se instaló en la ciudad ocurrió en su monasterio franciscano, una joya arquitectónica con 7 siglos de antigüedad colmada de manuscritos, papeles y partituras de incalculable valor y en el que se podía acudir a una de las farmacias más antiguas del mundo. Un paraíso para los ratones de biblioteca. Las bombas lo quemaron, lo reventaron. Los monjes intentaban salvar lo que podían con poco éxito. Su guardián, un joven herzegovino, tuvo la mente clara ante tanto mal y pronunció una sentencia demoledora en aquel contexto. Una frase que sirve para explicar miles de cosas que ocurren cada día. "Dios no existe; es imposible". Amen, añado yo.
Banda Sonora: Confussion, de Cycle
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6 comentarios:
todo esto no será por lo de Italia no?
ffffffffffflllllllllll
Joder Julio, no hagas leña del arbol caido, se portó como un señor, nada más terminar el partido felicitó a los ganadores.
En serio que es por eso?
Bahhhhhh
Por favor, tenéis que ayudarme a superarlo. Desde el domingo no soy persona. Cierro los ojos y veo a Di Natale fallando el penalti... os necesito, amigos y amigas, os necesito...
(no es por nada!!!)
En Dubrovnik fueron cuatro bombitas de nada, te lo digo yo...
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