martes, 11 de marzo de 2008

El Estambul que me tocó vivir

Estambul es mucho más Europa que Asia, aunque su parte asiática sea más europea que la europea, ¿cómo? pues sí, es un lío. El tópico del crisol de culturas, ciudad de contrastes etc... que usan las guías de viajes se cumple aquí a rajatabla. Todo mezclado. Los velos con los Starbucks, las mezquitas con las sinagogas o Gucci junto una tetería de 400 años. En los baños turcos no te masajean, te pegan. Es imposible decir que no a las trescientas veces al día que te invitan a té o café estés donde estés. El 8 de marzo, las mujeres kurdas se manifestaron y había tanques por la calle. Me tocó ver perder al Sevilla contra el Fenerbaçe, de Estambul, sólo en una habitación del hotel. Una derrota que me ha costado cinco días de burlas de los turcos (el de la recepción, el de la tienda, el del taxi, el del bar...). Allí Atatürk, el padre de la patria, el libertador de los turcos, es venerado por todos, ya sean de izquierdas, derechas, centro, musulmanes o laicos. Choca pasear por la avenida Istiklal, algo así como la Gran Vía de Madrid pero peatonal, y escuchar a toda hostia la llamada al rezo de las mezquitas; parece que la ciudad se paraliza. Hace mucho frío por la noche. Es impagable conocer al cirujano con menos pinta de cirujano del mundo (gordo, calvo y con un chándal Nike de los antiguos), que no habla ni papa de español pero que se raja la garganta cantando (en mi opinión de puta madre) cualquiera de Camarón. Y como no sabe tampoco inglés, cuando le preguntas cómo es capaz de hacerlo contesta con dos golpecitos en el corazón. Un crack. Es muy antiguo lo de ir por el Gran Bazar y que te digan Antonio Banderas, pero cuando los tíos te dicen que están metidos en la operación Malaya o que no son de Chueca no puedes evitar reírte. Los restaurantes están en áticos con vistas al Bósforo, un espectáculo de noche. El skyline de la ciudad es una sierra interminable dibujando minaretes, torres y tejados como dientes. Es, creo, un lugar para vivir una temporada, pese a sus 20 millones de habitantes y sus problemas de movilidad. Si lo consigues, tienes para ti una ciudad que son muchas ciudades y mil cosas por disfrutar, sufrir, pelear y gozar. Una experiencia digna de aparcar nuestra tierra por unos meses, porque allí no te sientes extranjero y porque los turcos merecen la pena.

3 comentarios:

Sr. LEÑA dijo...

Joder me tienes casi convencido para visitar Turquía. Ya te veo a favor de que entren en la UE...

Nebulus dijo...

¿Y de las turcas? ¿No cuentas nada, pecatore? Ya te dije que Turquía es una pasada... Al menos Estambul... que luego está la Turquía oriental, la de Ankara, la del burka y la cabra en el desierto que esa...

msom dijo...

Y yo buscando cosas de Turquía para un trabajo de la universidad y me encuentro con esta gran entrada. Hace apenas un mes que vine de mi viaje a egipto, y el cairo me despierta algo muy parecido a lo que cuentas. Millones de personas, la vida en la calle, cosas sin sentido, el caos organizado del tráfico y la sensación de estar en un lugar totalmente diferente a lo nuestro. Sinceramente, con ganas de que me vuelven a llamar "Pantoja" o "Pataki" en un mercadillo. Impresionante.

1Saludo