
Praga es de esas ciudades de consenso, de las que gustan a todo el mundo. De las que hay que visitar una vez al menos. Praga tiene cosas de
París y de
Venecia, por lo que el componente romántico está cubierto. Tiene el orgullo de haber sobrevivido a los
nazis, pese a los miles de
judíos enterrados; y de haberse repuesto años más tarde al comunismo más erróneo. La ración histórico-emotiva también sacia. La religiosidad, por supuesto, no falta. El
Puente Carlos es una maravilla cinematográfica en la que es
Semana Santa todo el año, por la gente que lo llena y por las imágenes que lo flanquean. En Praga el
arco iris y los
reflejos están contigo. Allí uno entiende la ansiedad y la vida claustrofóbica de
Franz Kafka; como en todos sitios, uno se inspira y promete con el
vino y es capaz de encontrarse a un
Ken vestido de sevillanito, un
metro que te envuelve y mil
muñecas rusas a cada paso. Y se cree que puede
volar...
6 comentarios:
En tu línea, a primera ya con este hombre joe!
Qué pluma tienes tio y no jorge Javier Vázquez. Muy buena esa referencia a Kafka: se nota que eres un tio leido
Illo no decias que no iba a ir a trabajar? Al final has tenio que ver al sevillanito no? Al menos no te has puesto en plan romanticón, que ya es algo. Muy emotivo todo, la verdad es que si. El próximo viaje a ver al Tito Juan o Sr. Leña
Las fotos enlazadas ayer se veían, pero se ve que hoy no... o yo que sé. Para la próxima vez las reduciré de tamaño a ver.
A la mierda el Quintero... Luis Márquez en prime time...!
Praga es una de esas ciudades en la que descubres el amor a primera vista... Cada esquina, cada rincón aguarda imágenes que parecen irreales... Pasear por Praga es pasear atrás en el tiempo...
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